Existen canciones cáusticas, canciones materialistas, canciones profundamente humanas. Canciones clásicas, educadísimas e irreverentes.
Canciones cuya letra no todo el mundo alcanza a comprender del todo, canciones que generan filias y fobias a cada escucha. También, aquellas que maduran contigo.
Algunas un día parecen haber sido escritas para ti y otro día, por otra parte, no parecen decirte nada especial. El sentido ecléctico que en una noche te hacen sentir azorado y otra te hacen, sin proponérselo, volverte a enamorar. Solo es tu percepción la que ha cambiado, no los acordes.
Inclusive estrofas en ellas, de las cuales todo el mundo habla, siendo lo primero que vas a escuchar por vez primera, sin reparar en demás detalles. Simplemente por el hecho de que son tantas las veces que te hablaron de ellas, que de una vez por todas, podrás comprobar como son.
Si hacemos referencia a la voz, ésta puede ser cantante por el mero afán de protagonismo o pocas veces tener instinto gregario y poder mezclarse con el entorno.
De cadencia rotunda, inconfundible, aún más grave próxima a quien la escucha conforme se acerca. Aún más imponente sin micrófonos.
Tonos oscuros, casi de ébano. Pero, también si la melodía lo requiere ser claros, de dulce transparencia. Los mismos tonos ante las vicisitudes de la vida.
Los silencios les confieren carácter y potencia. Indican la creación de una escucha activa mientras la canción te atraviesa. De ahí el dicho popular que '' quien calla, otorga''. Lo último es a quien lo emite, pero de alguna manera envuelve a quién lo padece.
E incluso, existen canciones que pronuncian tu nombre con un halo de encanto impropio. Estremecedor, pudiendo sentir el aliento de tu propio nombre como si te llevases preparando toda una vida para ello.
Tanto es así que, es imposible dejar de lado, que para cantar algo hay que haberlo vivido. Los versos se tornan reales, auténticos, les pones identidad, los terminas de completar con verdad, aunque ésta no siempre se ajuste a los parámetros de lo esperado, ya que como se dice, el significado de una canción depende de lo que uno quiere de ella.
Si al final será cierto el hecho que la música no deja de ser un fiel reflejo de nosotros mismos, en cualquiera de nuestras vertientes.
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